|
|
Juan M. Santini (eBook)
|
|
|
Juan M. Santini (eBook)
|
|
David Francisco Camargo Hernández
|
|
David Francisco Camargo Hernández
|
|
|
Prezzo:
€ 25,99
Compra EPUB
|
Prezzo:
€ 25,99
Compra EPUB
|
|
|
Formato :
|
EPUB |
|
Cloud:
|
Sì Scopri di più |
|
Compatibilità:
|
Tutti i dispositivi
|
|
Lingua:
|
Spagnolo |
|
Editore:
|
DAFRA |
|
Codice EAN:
|
9798232721299 |
|
Anno pubblicazione:
|
2025 |
Scopri QUI come leggere i tuoi eBook
|
|
 | Abbonati a Kobo Plus per avere accesso illimitato a migliaia di eBook |
|
Note legali
NOTE LEGALI
b) Informazioni sul prezzo
Il prezzo barrato corrisponde al prezzo di vendita al pubblico al lordo di IVA e al netto delle spese di spedizione
Il prezzo barrato dei libri italiani corrisponde al prezzo di copertina.
I libri in inglese di Libraccio sono di provenienza americana o inglese.
Libraccio riceve quotidianamente i prodotti dagli USA e dalla Gran Bretagna, pagandone i costi di importazione, spedizione in Italia ecc.
Il prezzo in EURO è fissato da Libraccio e, in alcuni casi, può discostarsi leggermente dal cambio dollaro/euro o sterlina/euro del giorno. Il prezzo che pagherai sarà quello in EURO al momento della conferma dell'ordine.
In ogni caso potrai verificare la convenienza dei nostri prezzi rispetto ad altri siti italiani e, in moltissimi casi, anche rispetto all'acquisto su siti americani o inglesi.
c) Disponibilità
I termini relativi alla disponibilità dei prodotti sono indicati nelle Condizioni generali di vendita.
Disponibilità immediata
L'articolo è immediatamente disponibile presso Libraccio e saremo in grado di procedere con la spedizione entro un giorno lavorativo.
Nota: La disponibilità prevista fa riferimento a singole disponibilità.
Disponibile in giorni o settimane (ad es. "3-5-10 giorni", "4-5 settimane" )
L'articolo sarà disponibile entro le tempistiche indicate, necessarie per ricevere l'articolo dai nostri fornitori e preparare la spedizione.
Nota: La disponibilità prevista fa riferimento a singole disponibilità.
Prenotazione libri scolastici
Il servizio ti permette di prenotare libri scolastici nuovi che risultano non disponibili al momento dell'acquisto.
Attualmente non disponibile
L'articolo sarà disponibile ma non sappiamo ancora quando. Inserisci la tua mail dalla scheda prodotto attivando il servizio Libraccio “avvisami” e sarai contattato quando sarà ordinabile.
Difficile reperibilità
Abbiamo dei problemi nel reperire il prodotto. Il fornitore non ci dà informazioni sulla sua reperibilità, ma se desideri comunque effettuare l'ordine, cercheremo di averlo nei tempi indicati. Se non sarà possibile, ti avvertiremo via e-mail e l'ordine verrà cancellato.
Chiudi
|
Descrizione
Dicen que Juan M. Santini alias Juanpis, nació en cuna dorada y con apellido de abolengo, de esos que pesan más en clubes que en las urnas. Venía de la vieja tradición de presidentes "santinistas", una dinastía de corbata, misa dominical y buenos modales, pero el país ya estaba cansado de apellidos finos y promesas de escritorio. Santini lo sabía: su presencia no llenaba plazas ni despertaba pasiones. Entonces hizo lo que todo buen delfín haría para no ahogarse en su propio linaje: se le pegó a Furibe.
Fue uno de sus ministros, su perro faldero de saco fino. Corría detrás del jefe con la libreta en la mano y la sonrisa lista, repitiendo cada palabra del caudillo como si fuera salmo. "Así es, señor presidente", "usted tiene la razón", decían sus labios con devoción y cálculo. En los consejos de ministros, Santini asentía tanto que algunos creían que le habían puesto el cuello en modo automático. Sabía que esa era su gran oportunidad: el camino al trono pasaba por la correa de Furibe.
Y le funcionó. Furibe, confiado, le entregó las banderas, los votos y la bendición. "Este es mi heredero", proclamó, convencido de que el pupilo seguiría su cruzada. Pero apenas se sentó en la silla de Nariño, Santini se soltó del lazo y se dio media vuelta. Donde antes decía "seguridad democrática", ahora murmuraba "paz con dignidad". Cambió el uniforme por el esmoquin, la guerra por el discurso, y al jefe le dio espalda.
Así nació el Nobel de la consolación, el presidente zen, el converso de la política. Quiso ser el Gandhi de los Andes, pero terminó pareciéndose más a un influencer de la reconciliación. Con voz de profesor europeo y gestos de diplomático suizo, hablaba de la paz mientras el país seguía en guerra. Prometió mano dura con los insurgentes… pero se le multiplicaron. Donde antes había frentes de combate, ahora aparecían disidencias, y donde antes había esperanza, comenzaron a caer líderes sociales.
La firma del acuerdo con las FARC fue su obra maestra: un cuadro de paz pintado sobre grietas. Convocó un plebiscito para lucir su logro ante el pueblo, y el pueblo, con ironía criolla, le dijo "No". Santini, sin despeinarse, sonrió y celebró. A la semana siguiente le dieron el Nobel, y él lo recibió feliz: no ganó el voto por el "Sí", pero al menos ganó el diploma.
En materia económica, el país bailó al ritmo del petróleo, hasta que el barril se desplomó y el gobierno quedó contando monedas. Santini prometió diversificación, pero el único sector que creció fue el de los vendedores ambulantes. El desempleo se disfrazó de estadística y la informalidad se volvió el nuevo traje nacional. Aun así, él seguía diciendo: "Vamos bien".
Y como toda telenovela política, llegó el capítulo de corrupción: Odebrecht, el eterno invitado no deseado. Campañas salpicadas de dólares, favores disfrazados de contratos y silencios con acento brasileño. Santini, impecable en su papel de inocente ilustrado, aseguró que no sabía nada. "Si entró dinero, fue sin avisar", dijo, "heredando la vieja doctrina de Samperini: el dinero siempre cae… a las espaldas del presidente."
Santini se despidió entre aplausos de Europa y bostezos de su propio pueblo. Dejó una paz incompleta, una economía en terapia intensiva y una sociedad partida en dos bandos irreconciliables: los furibistas furiosos y los santinistas soñadores. Furibe, que antes lo había levantado como su sucesor, terminó arrojándole piedras desde la oposición, ladrando con rabia al cachorro que un día alimentó. El delfín se convirtió en tiburón, pero de esos que nadan en aguas tranquilas y posan bien en las fotos. Gobernó ocho años con diplomacia, cálculo y una elegancia que casi nadie notó cuándo el país se le desbarató entre las manos.
En el libro se presenta una encuesta, una serie de tipologías y reflexiones finales.
|
|
|
|